Cuestionar nuestros patrones de crianza, no es fácil. Ni los que recibimos en nuestra niñez, ni los que en la actualidad entregamos a nuestros hijos, finalmente en muchos casos, hablamos de lo mismo.
Y no es fácil porque la palabra “cuestionar” está dotada de un significado negativo. Y si precisamos: el cuestionar los patrones de crianza que nos fueron impuestos hablamos de un tabú. Cuestionar la labor de nuestros padres no lo tenemos permitido, sin embargo en muchas casos es necesario para llegar a establecer nuestros propios patrones de crianza con nuestros hijos.
El Cuestionar nos incomoda, ya que no estamos habituados al auto-análisis, a la autocrítica, al observarnos, al sentirnos. Vamos en una carrera en la vida con prisas, sin pausas, perdiendo autenticidad. Y en este andar, llevamos a nuestros hijos, sin detenernos para mirarlos con amor y a la vez, con conciencia y objetividad para saber quienes son en realidad y qué es lo que requieren para sentirse bien.